del siglo pasado y principios de éste. Parece ser que esta prác- tica satisfacía las exigencias musicales de la gente, puesto que aquella que buscaba otro tipo de música se vuelca nuevamente a Europa y encuentra una expresión musical restringida y de verdadera élite, que, por otra parte, tampoco corresponde a las exigencias del mundo sonoro boliviano. A decir verdad, esta si- tuación se perpetúa en nuestros días. La solución para este problema, que permita, sobre todo, crear una auténtica persona- lidad musical, será la creación de verdaderos institutos de ense- ñanza musical que permitan una práctica y un adiestramiento Mmusicales de nivel profesional, y la enseñanza profunda y seria de la composición. Sólo estos factores permitirán al músico bo- liviano adentrarse en su problemática y resolverla con felicidad, creando así una verdadera cultura musical propia y artística- mente valedera. Los planteamientos enunciados aquí serán objeto de ulte- rior desarrollo en un próximo artículo.