CALLES Y CALLEJUELAS Hace mucho tiempo que la ciudad de La Paz vie- ne sufriendo, poco a poco, alteraciones que han cambia- do en parte y que habrán de cambiar totalmente la ver- dadera fisonomía de ésta. Muchas de las calles y callejuelas que le dan ese aire tan famillar para nosotros, han desaparecido, de- jando en su lugar otras que no entran en lo “moderno”, como creen los que las hicieron, pero que tampoco se las puede contar dentro de lo que se conoce por paceño. Basta oír la palabra "modernizar” para saber | que ocurrirá. Casas pintadas con colores que ya no pueden ser más ofensivos e intensos; y cemento, gene- ralmente teñido de rojo o verde, por todos lados. A los parques les quitan todos los árboles, o casi todos, les ponen el consabido cemento de color y con unas cuan- tas manchas de césped esparcidas por aquí y por allá; han logrado, a su parecer, crear grandes y expresivas obras "modernas”. No sabemos si todos esos cambios se hacen pa- ra dar mayor belleza, solidez y limpieza a las cosas: si es así, el caso es triste, porque es precisamente lo con- trario de todo eso lo que puede verse en la ciu.dad, como la asf llamada “Avenida de las Américas” que ha rem- plazado a la hermosa calle Muñecas, y plazas como la Murillo y la de San Pedro. Y estos son sólo unos cuan- tos ejemplos de entre los muchos lugares que han co- rrido la misma suerte. En el aspecto de parques y plazas es sumamen- te raro que a nadie se le haya ocurrido utilizar los mu- chos terrenos baldíos que existen en nuestra ciudad para destinarlos a ese fin, sino que siempre se han des- truído los que ya existían. No vamos en contra de los arreglos que se hagan en verdadero beneficio de la ciudad, pero creemos que está dentro de nuestra obligación el hacer notar los atentados que se cometen en contra de la estética, alu- diendo como disculpa el “progreso” y el “modernismo”.