96 FUENTES Y GUZMÁN mentaban la justicia y la lealtad de tan ilustre y leal vasallo, y salió por su fiador, poniendo su cabeza por él, ofreciendo, en la mayor seguridad de esta fianza todo su estado. Contrapesaba y hacía más graves los cargos de Cortés, lo que contra él escribía a S. M., Rodrigo de Albornoz, que de secretario del Emperador ha- bía pasado a Contador de la real Caja de México, con que llegaban sus cartas bien dirigidas, y bien acreditadas; pero vistas las cartas que escribía D. Fernando Cortés a su padre Martín. Cortés, que- dó el Rey satisfecho de que los más de aquellos capítulos eran producidos del odio de los adversa- rios de Cortés, que manifestaba a su padre por sus cartas: que el contador Albornoz estaba mal con él, por no haberle dado cuantos y cuales indios que- ría, y haberle negado una hija de una cacica muy principal** que le pedía: por lo cual, más bien con- siderada esta causa, cesó la determinación del Con- sejo de enviar por Gobernador de Meéxico al Al- mirante Don Diego Colón, y que no pasase a la averiguación Don Pedro de la Cueva, y se tomó el expediente de que viniese a tomar residencia a Cor- tés el licenciado Luis Ponce de León, primo del Conde de Alcaudete. Tanto como esto valía la in- tercesión, crédito y maña de D. Pedro de Alvarado; quien consiguió por sí la marca y cruz de Santia- go, gran sobrescrito; entonces la gobernación, como llevo dicho, y el adelantamiento de la provincia de Goathemala, y almirantazgo de la mar del Sur, con lo que es más estimable en conseguir, esposa a gus- to, colmada del esplendor claro de su ilustre san- 39 Bernal Díaz—Cap. 169—f:218.