__ ———]—————oo————; aaa — RECORDACIÓN FLORIDA 95 cogía en la Nueva España: tomándose resolución en el Consejo, de que viniese a México D. Pedro de la Cueva, comendador mayor de Alcántara y almirante de Santo Domingo, que a costa de Cortés trajese seiscientos soldados, y que hallándole culpado, le cortase la cabeza, que es admirable el rigor con que se tratan las causas de Cortés, por sus émulos, Alon- so de Ojeda, y Rodrigo de Acribían, dando a en- tender que Cortés aspiraba novedades, seguido de gran séquito, a más los indios, con mucha caballe- ría, en su casa, y muchos dineros en su poder, co- mún pretexto, como bien visto en estas de Occiden- RE u de su sangre. Pero la sagacidad de D. Pedro de Alvarado, que había ganado al Comen- dador Cobos, ayudada de la introducción y llaneza con que trataba al Duque de Béjar y al de Albur- querque, con quien tenía la afinidad constraída por el casamiento efectuado con Doña Francisca de la Cueva, sobrina del Duque, hija del mismo Duque, D. Pedro de la Cueva, almirante de Santo Domin- go, y no siendo menos interesado el de Béjar en este ajuste y composición de los pleitos de D. Fernando Cortés, por la dependencia y unión a que le obli- gaba el casamiento tratado de D. Fernando con Do- ña Juana de Záúñiga, sobrina del de Béjar; con cuya dependencia, y el fomento de Don Juan de Zúñiga, gran Prior de Castilla en la religión de San Juan, pudo D. Pedro de Alvarado introducir, en el sentir de estos grandes personajes, el conocimiento de la verdad. Con que, estimulados ambos de estas obligaciones y del conocimiento de la justicia y ra- zón de Cortés, acreditada por su verdadero amigo, dispusieron el que Martín Cortés, su padre, se pre- sentase ante Su Majestad, para qué oyese los des- cargos y justificación de su hijo: a que el Duque de Béjar, ayudó con razones bien claras, que fo-