94 — FUENTES Y GUZMÁN do desmentidos los émulos, a vista de las pruebas de sus loables y singulares servicios, que muchos pro- curaban obscurecer, en especial Gonzalo Mexía, que se hallaba en la corte del Emperador, y representó por memorial, que Don Pedro de Alvarado, en las entradas que había hecho, había percibido grandes sacos, y presas de oro, plata, y perlas, usurpando los reales quintos, y quedándose con la parte de los sol- dados, y .no había dado residencia, del tiempo que fue teniente de Gobernador y Capitán General, * con cuyo cargo había hecho muchos agravios, y ex- torsiones; pero dando fianza de estar a derecho, se desenvolvía de todo; no contentándose, por enton- ces, con sólo fundamentar la verdad de sus claros méritos, sino que pasó a defender los créditos in- contrastables de aquel alumno de la fama, D. Fer- nando Cortés, a quien miraba D. Pedro, con la cla- ridad de su juicio, como a su amigo, como a su capitán general y como a grande y señalado servi- dor del Rey; dejando, a viva instancia de sus in- formes, en que el Emperador había gustado de oirle, - ya muchas diligencias, desvanecido cuando le opo- nía la malicia de sus contrarios, que eran muchos,** y los más principales que le calumniaban eran, Ber- nardino Velázquez, Manuel de Rojas y Benito Mar- tín, procuradores de Diego Velázquez; y por otra parte Pánfilo de Narváez, Gonzalo de Umbría y Cristóbal de Tapia, fomentados de D. Juan Rodrí- guez de Fonseca, obispo de Burgos, presidente del Consejo de Indias, que favorecía la causa de Die- go Velázquez, gobernador de Cuba, en odio del es- clarecido D. Fernando Cortés; oponiéndole tantos cargos, que era el menor querer establecer que lle- vaba quinto, como el Rey, en todo el oro que se 38 Bernal Díaz—Cap. 169—f. 217 de original ms.