86 FUENTES Y GUZMÁN laron y descubrieron sutilmente los señores de el Quiché y Sotojil, que el pretexto de la concordia era título honesto, con que el emperador Thuitzol rebosaba sus máximas interiores; siendo éstas, a la verdad, las de que estos embajadores, con el motivo de la unión, reconociesen las sendas, la calidad de los reinos, sus fuerzas y la flaqueza y debilidad de algunos países, para intentar su conquista: engañán- dose Enrico Martínez”* en lo que pensó, o divulgó la fama y jactancia mexicana, sobre querer introdu- cir al crédito humano, el que este rey Ahuitzol do- minó a Goathemala. Mas como Ahuitzol era astuto, y sabía usar de maña en todas ocasiones, no dándose por vencido con la relación que le llevaron sus embajadores, qui- so introducir en estas provincias de Goathemala, por las playas y riberas del Sur, alguna de su gente, que fueron como llevo dicho, los que pasaron con tí- tulo de mercaderes y oficiales; malográndose y que- dando pausada esta máxima, a poco tiempo de em- pezarse a introducir, y frustrándose la astucia con su muerte este mismo año, que fué el décimosegun- do de su reinado.*” Pero habiéndole sucedido en el Imperio Montezuma, último señor de México, vol- vió con mayor esfuerzo a emprender la conquista y dominación de Teguantepeque; mas confederado el señor de aquella provincia con el gran cacique de Tutepeque, y unidas las armas de estos dos príncipes libres, y otros señores, le hicieron perseverante y es- merada resistencia que. durando largo tiempo, dis- minuído y enfermo el ejército mexicano, en la per- severancia de larga campaña, les fué no muy difi- cultoso a los defensores romper y desbaratar el ejér- 9 Enrique Martínez Trat. 2—Cap. 22—f. 118. % Enrique Martínez Trat. 2—Cap. 22—f. 118.