84 FUENTES Y GUZMÁN creado en ellos con gran fecundidad, que con aquel pretexto habían venido por tierra; y para haber de pensar que pudo emprenderse la jornada de los me- xicanos de esta manera, era necesario tener certi- dumbre de que tenían embarcaciones de alto bordo para entergarse a la incertidumbre y contrastes de los mares y tiempos; y sólo es cierto que usaron de canoas para aquel tráfico de su laguna, como acá los del Quiché para la navegación de estotro lago de Atutlán. Ayuda, no sólo a pensar, sino a creer es- to, de que no tuvieron el uso de navegación, lo que dice Herrera,** de que los primeros navíos nuestros, que llegaron a los puertos del Norte, los llevaron pintados a Montezuma los indios de la ribera, para que pudiera ver lo que le proponían acerca de aque- lla novedad; y mucho más es de advertir, que cuan- do tuvieran (que no le alcanzaron) el uso y práctica de la navegación, necesitaban para esta empresa de una poderosísima armada, y de grandes y diestros pilotos en ella; porque no era lo mismo traginar las aguas estables y tranquilas de su laguna a remolque, que lo proceloso e inquieto de los mares. Pero lo más cierto, de todo lo que pasa acerca de este punto, es que habiéndose hecho por parte del imperio mexicano todos los esfuerzos posibles para sojuzgar este reino de Goathemala, y habiéndose sa- lido todos inútiles y sin efecto, y que por parte de las armas siempre se reconocían débiles las empresas aún en sus propios principios; que desesperado el deseo de conseguir su rendimiento por este lado, el empe- rador Ahuitzol hizo especiales embajadores a este Reino, para que éstos pasasen a tratar con los se- hores Tultecas de concordia, unión y confederación entre aquel Reino y éste; y que estos embajadores o 25 Herrera Dec. 3—Lib. 3. Cap. 25.