82 FUENTES Y GUZMÁN dominara a Guatemala, reino que se mantenía al ca- lor y fomento de tres reyes, que imperaban en él, y que dista de la corte de México trescientas y treinta leguas de un doblado y trabajoso camino? Y que, ha- biendo de venir con grande aparato de guerra, el mismo tránsito de su ejército había de apestar y es- terilizar estos países tan distantes, que no permitiesen alejarse a muy remotas jornadas de aquella corte por falta de vituallas; porque no tenían, como nosotros, el uso de los bizcochos, ni otras menestras que pu- dieran conducirse, sin que para este portaje no fuera necesario otro número tan considerable de vivande- ros, como el de los combatientes. Siendo muy de considerar que, al tiempo de las mayores revueltas y peligros de la conquista deste reino de Goathemala, no había camino abierto por la parte de Trujillo, ni menos en la provincia de Chiapa, sino unas sendillas estrechas** que se per- dían a poca distancia de los pueblos, y en partes eran montañas vírgenes e impenetrables, por donde aque- llos infatigables y valerosos conquistadores abrían ca- mino con sus propias espadas, y las hachas, valién- - dose, para el acierto de las situaciones que buscaban, de la aguja de marear, para acertar con los rumbos, y no extraviarse a torcidas y desacertadas sendas, de lo que pretendía el intento. Y siendo esto por la parte que ahora llamamos el camino de arriba, que sirve y es el tránsito acomodado para el tiempo de las aguas, tampoco por el camino de abajo, que es el de Soconusco, y que es por donde se vino conquistan- do, había camino abierto, como lo dice el cronista Herrera,?” que dice hablando de Teguantepeque, «que desde entonces comenzó Pedro de Alvarado a 26 Bernal Díaz—Cap. 172—f. 222, original borrador. 27 Herrera Dec. 3—Lib. 3. Cap. 17.