1 04 . FUENTES Y GUZMÁN bre de las victorias que habían conseguido desde que pisó afortunado el ejército español la raya de este Reino, a la grande y numerosa ciudad de Goa- themala, corte y trono del rey Zinacan; esparcién- dose también la noticia de que se hallaban entonces en tierras de Utatlán, de donde, haciendo muchas en- tradas en los pueblos convecinos, consiguió de ellos admirables triunfos, de que no recibieron mucho dis- gusto los indios de Goathemala, por estar por enton- ces enemistados con los de Utatlán; haber auxiliado con sus armas al rebelde Acpocaquil, que habiéndo- se acojido al Sotojil, que envuelto en otras expedi- ciones de la importancia, y consideración de su pro- pio señorío, como diremos en la segunda parte, le hizo por atender a los propios negocios, disminuir el número de sus armas auxiliares, para el aumen- to, y manutención del ejército de Acpocaquil, y éste, aliado al rey de Utatlán y refugiado de él hizo recaer en una montaña de celos al rey de Ca- chique, que determinaron hacer embajadores, con un presente de oro a D. Pedro de Alvarado, reco- nociéndose por vasallos del rey de España y prome- tiéndole fidelidad; y que, si para el progreso de aquella guerra del Quiché, era menester el servicio de sus personas, que vendrían con él los necesarios vasallos suyos, con otros comedimientos de paz y de señalada amistad y gratitud. A que D. Pedro de Alvarado correspondió dándoles muchas gracias y recibiéndolos debajo de la obediencia y amparo Real, y les envió a pedir dos mil indios armados, llevando en este dictamen algunos fines particulares, que se reducían a descubrir, con esta precautela, si la paz y amistad tratada era segura; y el que, ignorando las sendas y los tránsitos generales que había de unos pueblos a otros y de unos a otros parajes, es- tos dos mil goathemaltecos los convoyasen seguros,