. RECORDACIÓN FLORIDA 53 trabó otra nueva batalla, con otro no menos formi- deble número de combatientes, que allí esperaban, con tal ardid e industria militar, que yéndose reti- rando de los muestros, eran llevados para entregar- los a otra emboscada, a. donde esperaba otro ejér- cito de seis mil indios combatientes de la pertenen- cia y escuadras de Utatlán; discurriendo, sin duda, que tras tanto tiempo de combatir, acabarían con el número de los mnuestros, que con esforzado y ar- diente espíritu, a costa de las heridas de seis infan- tes y dos caballos, los desbarataron y los pusieron en fuga. Bien pudiera discurrirse, que sería esta retirada de los indios quetzaltecos, poner término al furor de las armas; pero no apartándose aquellos defenso- res, mucho trecho, de donde recibieron esta rota, más y nuevamente esforzados de más numerosos es- cuadrones, no de auxiliares de los cantones, que no los necesitaban, sino de propios súbditos de la co- rona de Utatlán, veteranos y valerosos, sacados de numerosas ciudades, y pueblos, sujetos a la potencia del rey Tecún, si bien muchos señores de vasallos jóvenes fervientes y llenos de militar espíritu, se agregaron por gusto, y por complacer a aquel se- ñor; que todo se expresará difusa, y largamente en la segunda parte, que por no haber llegado algu- nos papeles importantes a nuestras manos, al opor- tuno tiempo, no se refiere ahora, y con que entonces trataré lo de Utatlán, y de su ardua y peligrosa. con- quista, que será su más legítimo lugar. Volvieron los indios a la pelea; pensando desbaratar el ejército español, con quien, llegando a la incertidumbre de los sucesos militares, junto, a una fuente, como bár- baros y acosados leones, esperaban dos o tres de ellos un caballo y procuraban a fuerza traerlo a tie- rra: siendo esta refriega de gran conflicto para el