RECORDACIÓN TLORIDA 47 ahora apuntamos, y se verá con la extensión que allí -daremos; a todo lo que ellos dicen de sí en sus escri- tos, acerca de esto; porque esta primera parte es sólo establecer la monarquía de los indios en -estas partes occidentales y asentar el dominio español en ellas, pero después, en la segunda, y tercera, desen- volver, y narrar los sucesos y acciones, de unos y otros, muy por menor, así de lo militar, como de lo político, escribiendo cada partida, en libros separa- dos, y las cosas ejercitadas y pertenecientes a cada uno. Habiéndose rendido México a la obediencia de la majestad del Rey de España, y teniendo no- ticia el esclarecido marqués del Valle, D. Fernan- do Cortés, del Reino de Goathemala; numerosi- dad de sus grandes poblaciones, que se las partici- parían los mismos mexicanos, que tanto habían de- seado sojuzgar este Reino, o los Tlaxcaltecos amigos; de la abundancia de la tierra, y de que en ella había muchas y ricas minas; determinó de enviar a su con- quista a Pedro de Alvarado, uno de los esforzados y grandes capitanes que tuvo en su ejército, en que verdaderamente fué dichoso Cortés. A este, pues, excelente capitán, nacido para acciones grandes, nombró por cabo general de la gente que envió a su cargo;'* cuyo nervio se formaba de setecientos cincuenta hombres de calidad, y este número se com- ponía de trescientos soldados infantes, entre escope- teros y ballesteros, ciento treinta y cinco de a ca- ballo, cuatro tiros de artillería, y lo demás necesario, a cargo del artillero cuyo apellido era Usagre; a que se agregaban doscientos indios Tlaxcaltecos y Cholu- lecos, que estos serían para combatir con arcos y 19 Bernal Díaz—Cap. 162 y 193 del orig. manuscrito.