RECORDACIÓN. FLORIDA —. 35 de rendimiento y amor por alegrarle, él se mostraba insensible a estos comedimientos, entregado sólo a la pena de la pérdida del hijo. Pero los vasallos, considerando ' cuán de propósito se había entregado a la melancolía y a los pensamientos funestos, lle- gando a términos de perder la vida y de dejar el Reyno funestado, con su muerte y sin heredero, con lo que se levantaría de pretensiones a la corona, que de ordinario acarrean guerras y disensiones, por última diligencia de su obsequio hubieron de consul- tar al demonio, y apareciéndoles este enemigo frau- dulento y altivo en la forma que acostumbraba, les mandó fabricar una estatua de madera, que re- presentando al príncipe difunto, se procurase con to- do esmero del arte, que le saliese parecida. Puso en ella tanto esmero el artífice, que salió a la misma semejanza; con que introduciéndose en ella el de- monio la hizo que pareciese estar animada. Volaron atropellados en cuadrillas los circuns- tantes, cómplices del embuste, a decir al viejo Rey que su hijo estaba restituído a la vida, y viendo aquella estatua que se movía le dió todo asenso, y consolado y alegre vivió algún tiempo rigiendo y consolando sus gentes con su gobierno, en toda tran- quilidad, hasta que, llegando su muerte, les dejó por heredera de sus estados a la misma estatua, que el tenía por su-hijo resucitado. Pero como los indios viesen lo que pasaba, y que la estatua se movía y trataba con ellos como si estuviera viva, la tuvieron por cosa venida del cielo, y que por esto merecía adoración, como se la dieron sin contradicción ni disputa. Y de aquí tuvo principio el formar sus idolillos y figuras ridículas; y como tocaban, con la experiencia, que les hablaban estas endemoniadas figuras, las adoraban generalmente todos. Pero a la verdad tuvieron uno, que era como el Dios supe-