34 FUENTES Y GUZMÁN -que a su rudeza les hiciese fuerza esta multiplicidad gentílica, ni otras razones, que aun a su propia inuti- lidad y máterialidad natural, pudiera hacerles des- caecer de tan monstruoso concepto, sólo mirando en la suma fealdad en que se representaban sus Dioses, toscos, disformes, feos y de inhonestas figuras.'* Pe- ro como el demonio en ellos tenía tan sobrada ga- nancia, les representaría otra cosa, diversa de la que vemos, a aquellos miserables, ciegos y bárbaramente torpes, primitivos indios de este Reyno de Goathe- mala, y por lo que pertenece a la mult1phc1dad y en ella variedad de representaciones, se verá su prin- cipio, que no tuvo, en lo que después diremos, acer- ca de ello, en el libro IX, capítulo XI de esta prime- ra parte, que no es poco curioso, y muy nuevo, acer- ca de este abuso y pecados de idolatría. Pero habiendo de indagar el principio y origen de esta miserable ceguedad, es necesario muy de an- temano tomar en ella-los tiempos pretéritos, y ocu- rrir a los principios de las fundaciones de estos in- dios y en que es preciso valerse de algunas de las noticias, envueltas en fabulosas circunstancias, que los mismos indios conservan manuscritas de sus ma- vores, tomando de ello lo que la razón dicta como na- tural accidente, y que pudo acaecer, sin que sea fa- buloso, imaginativo, y ridículo, y en estas noticias que ellos conservaban escritas, cuentan: que habien- do enfermado gravemente y muerto de la enferme- dad un joven, único heredero del señor a quien ellos obedecían, y que la muerte del mozo fué de su padre tan inconsolablemente sentida y con tanto extremo llorada, que en mucho tiempo estuvo negado a todo humano consuelo, aunque todos los mayores señores del reino y los demás vasallos hacían infinitos oficios 15 Torquemada—2 p.—Cap 26—fí.56.