RECORDACIÓN FLORIDA 27 que se reducen a arte, y que pasando con la imagi- nativa a las cosas que pertenecen al entendimiento, ayudado éste de la experiencia, los haría muy cultos en materias de policía, con que por razón natural pondrían leyes a sus súbditos, que son las murallas de los reinos, y a todos sus estados; y aunque en al- gunas de ellas cooperaban y convenían con los Me- xicanos, en las más distaban mucho, y así se recono- ce, cote;ando los autores y lo que hoy corre de tra- d1c1on entre los más ancianos de estas numerosas provincias. Y como ya dijimos que entraban a optar en los oficios de lo inferior a lo supremo, no se dió caso en que entrase en la corona ningún Rey que fuese niño, ni estuviese en la edad pupilar,?? sino acompañado de buenas experiencias, y así no eran disculpables - SUus yerros: y por eso no carecía de pena en el caso que el Rey se mostraba cruel, de calidad que llegase a rayar en lo tirano, porque entonces, juntos, con gran - cautela, los ahaºuaes del Reino, que eran como sus grandes, le dcpoman de la posesión del Reino; in- troduciendo en él al Rey más inmediató a la suce- sión, no reservándole nada de sus riquezas, porque todo con el Reino entraba en poder del que le suce- día. Y algunos sientan, que era castigado con pena capital, que sería muy po>1ble recelando que el de- puesto no se alzase después con todo o parte. Pero si el que levantaba la conspiración contra su Prín- cipe, no probaba y justificaba sus tiranías, era muer- to con tormento cruel y secuestrados todos sus bie- nes, y dados por esclavos, ellos, sus mujeres, hijos y parientes, y se vendían a trueque de plumas, cacao y mantas en el caybal, que es lo mismo que entre nos- 12 Torquemada—T. II, cap. 6—f. 417.