7 6 ' FUENTES Y GUZMÁN por este motivo, y por lo que propondré adelante, es más fuerza de obligación la que me motiva, que estímulo alguno de gloria temporal. Habiéndome aplicado en mi juvenil edad a leer, no sólo con curiosidad sino con afición, verenación y cariño, del original borrador del heroico y valero- so capitán Bernal Díaz del Castillo, mi rebisabuelo, cuya ancianidad manuscrita conservamos sus des- cendientes con aprecio de memoria estimable, y lle- gado a esta ciudad de Goathemala, por el año de 1675, el libro impreso que sacó a luz el reverendo padre maestro Fr. Alonso Remón, del sagrado mili- tar orden de Nuestra Señora de la Merced, redención de cautivos, hallo que lo impreso no conviene en muchas partes con el venerable amanuense suyo, porque en unas partes tiene de más, y en otras de menos de lo que escribió el autor mi bisabuelo, co- mo lo reconozco adulterado en los capítulos 164. y 171, y así en otras partes del progreso de la historia, en que no solamente se oscurece el crédito y fi- delidad de mi Castillo, sino que se defraudan mu- chos verdaderos méritos de verdaderos héroes, a quienes está llamado el premio y el laurel de la fama a inmarcesibles glorias. Y añadiendo a esta verdad, la de que ha vein- tiséis años que estoy sirviendo a mi Rey y a mi pa- tria, en el oficio de regidor perpetuo de esta muy noble y muy leal ciudad de Santiago de los Caba- lleros de Goathemada, y magistrado pretorio suyo, con mucha aplicación a papeles y antigiiedades; con- siderando, con verdadero celo de buen republicano, que mi cabildo estaba en inteligencia de que no tenía más de un libro de cédulas, por cuyo engaño todos los más y mayores negocios de este primario tribunal se perdían, me resolví a pedir los papeles del archivo para concertarlos; y habiéndoseme fran-